
No tardó en escribir para otras revistas “porno” como “New York Review of Sex and Politics” y otras por el estilo. En aquel entonces podía llegar a cobrar unos 300$ por relato (recuérdese que F. S. Fitzgerald había llegado a recibir sumas que rondaban los 4.000$ cuarenta años antes), así que el viejo Hank se inventaba todas estas narraciones para poder vendérselas a estas revistas.
Tanto es así que el libro “Erections, ejaculations and tales of ordinary madnes”, del que se sacan la mayor parte de los relatos, fue publicado por “City Lights”, que era la editorial que se quedaba con todo el material que el editor John Martin desechaba de “Black Sparrow” por ser demasiado pornográfico. Con todo son historias que nacen del contacto directo del autor con la realidad que describe, pasadas por el tamiz de su imaginación y su genio, pues para eso era escritor.
Su estilo sigue siendo el mismo, frases cortas y contundentes. A lo largo de su carrera Bukowski se declaró siempre admirador de Hemingway, Fante, Celine y Hamsun, pero no es ni mucho menos tan vanguardista como Celine, ni tan exacto como el noruego Hamsun. Sí parece que le debe mucho más a Fante en cuanto a temática y, sobre todo, a Hemingway en cuanto a estilo gramatical, llegando a veces incluso a la imitación, según mi punto de vista.
Es desde luego un libro a disfrutar. Para mí Charles Bukowski destila sensibilidad tras de cada frase soez o dura, y este es el alegato de un hombre solo y prisionero de la terrible realidad que le tocó vivir y que escribía duro porque era su manera de revelarse contra la prisión o “la trampa”, como él la llama muchas veces, en la que nos vemos encerrados los seres humanos, adiestrados para sacrificar nuestras vidas a cambio de casa, coche, trabajo, hijo y perro. Este libro es una válvula de escape.
Una reflexión: ¿Por qué todas las grandes editoriales como “Anagrama”, (la menciono por ser la que edita en España los libros de Bukowski), se apuntan y presumen de contraculturales cuando ni arriesgan ni arriesgarán jamás, y lo único que hacen es poner un cheque y llevarse al autor descubierto por otra editorial modesta?.
Quique Castro.