martes, 8 de mayo de 2012

Volar en presidio (crónica literaria de un penal en Cuba), por Ubaldo R. Olivero

Fue en Playa Manteca, una cárcel de la provincia Holguín, mi provincia. Estaba en una celda de castigo y me aburría. Un par de ideas, de esas que van pasando del gris apaisado al negro vertical, empezaron a sobrevolarme, y no me gustaba nada el modo en que iban corroiéndome, como la bruta carcoma se ensaña con la madera desarmada. El cocinero que nos repartía la comida me preguntó si tenía cigarros apuntados fuera en la guardición. Y sí, tenía cigarros apuntado fuera. “Hay un tipo ahí que cambia libros de esos que pesan una tonelada y los cambia por cigarros”. Ulloa tenía esa costumbre de magnificarlo todo. “Dile que me mande un par y que le doy dos cajas de Populares nuevecitas”. Al otro día como a las 11, la hora del almuerzo, Ulloa me trajo dos novelas. Me faltaban como dos semanas para salir de la celda de castigo. Era mi primera celda. No llevaba ni un mes en el penal y ya me vi forzado a  fajarme con tipo que se creyó coger mangos bajitos con el que acababa de llegar. El muy... Bueno, el caso es que entré en El conde de Montecristo y Edmund Dantés y yo nos hicimos amigos. Y el abad Faria. Y hasta llegué a enamorarme de Mercedes, la muchacha de Marsella (creo que era de Marsella). Confié y esperé. Y de un libro fui pasando a otro, y era feliz y ocurrió que esas ideas que al principio parecían dispuestas a convertir mi vida en algo feo, se me fueron diluyendo poco a poco hasta quedar en un recuerdo lejanísimo. Fueron ellos los que me salvaron la vida y quizás esté hoy por acá por este lado porque se lo deba todo a ellos. Luego mamá empezó a llevarme libros de autores rusos y franceses y americanos, y me sentía en una prisión pero libre, sobretodo libre de no pagar una penitencia tan alta. Más tarde salí de aquella prisión convencido de que hay una sustancial diferencia entre las cárceles de fuera y las cárceles de dentro. Las de dentro a veces resultan ser muy peligrosas, cierto, pero si a tiempo nos visita un amigo como Edmund Dantés o Raskolnikof, o el amigo Manso, entonces no todo está perdido y hay que continuar agradeciendo que el sol salga cada mañana para volver a encontrarnos con ellos. ¿Lo demás? Seguir en el río, escuchando la música de su corriente y confiar y esperar con la paciencia del hijo de Alejandro Dumas padre. ¿Esperar qué? No lo sabemos. Esperar nada, y seguir viajando con las palabras que pueden llegar a liberarnos de cualquier prisión por incómoda y terrible que sea.

Ubaldo R. Olivero.

12 comentarios:

  1. ¡Espectacular Ubaldo, gracias por tu texto! A lo mejor este blog merece la pena,después de todo.

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  2. Ubaldo, es sin duda lo mejor que he leído en mucho tiempo.

    Gracias y saludos desde Poblesec!!

    Mary Joe Watson-Gardcher

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  3. Es bueno ese texto. Me gustan los escritos que saben llegar sin imponerse. Noe.

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  4. Lo conozco. Y es un poco mentiroso con las mujeres. Sabe embaucarlas para llevárselas al huerto con esa labia que tiene. Lo único que le interesa es acostarse con ellas. El lo sabe. No es mal tipo pero un machista, como la mayoría de los tíos.

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    1. 0_o Lo "conoces". Es, eres, somos mentirosos. No un poco, no una pizca, sino mucho. Te has dejado embaucar por un tipo mentiroso para que te llevaran al huerto. Te has dejado embaucar por lo que llamas "labia". No has sabido despertar en él más que interés sexual. Y ahí lo llevas.
      No es mal tipo, pero tú una santa, ¿no?
      Ese lenguaje, Anónima, ese lenguaje... es de lo más machista que he leído últimamente.

      Ubaldo: gracias por estar, por existir y por escribir. En ese orden.

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    2. Detrás de las apariencias de machista y de mentiroso, Ubaldo tiene una nobleza que es obligado reconocer. Y una vitalidad que ha resistido a años de asperezas. Y una franqueza que no se atiene a conveniencias. Y una generosidad que saca de lo poco que tiene. Santo no será; porque como diría Cernuda, lo humano no puede aspirar a la santidad ni tiene por qué. Yo tampoco soy santa,y tengo tantos defectos como él; pero desde luego he de decir que Ubaldo es una de las personas que hace mi vida sea más, y no menos.

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    3. ...no, no lo conoces...si lo conocieras, o lo hubieras conocido, siento decirte que no dirías eso de él.

      J.Manuel

      P.D.Me ha gustado el texto!

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  5. Cierto, pero aparte de esas virtudes tiene otras. Es uno de los mejores lectores que he conocido. Puede aprenderse mucho de sus observaciones. Pronto tendremos más textos suyos por aquí.

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  6. 0_o Lo "conoces". Es, eres, somos mentirosos. No un poco, no una pizca, sino mucho. Te has dejado embaucar por un tipo mentiroso para que te llevaran al huerto. Te has dejado embaucar por lo que llamas "labia". No has sabido despertar en él más que interés sexual. Y ahí lo llevas.
    No es mal tipo, pero tú una santa, ¿no?
    Ese lenguaje, Anónima, ese lenguaje... es de lo más machista que he leído últimamente.

    Ubaldo: gracias por estar, por existir y por escribir. En ese orden.

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  7. Qué bueno, como siempre. No dejes nunca de escribir, please.

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  8. No te dejes caer paisano. Ayer me pasaron ese escritico tuyo, no te dejes caer. Y si te caes levántate todas las veces que hagan falta y cuenta conmigo. Estoy en Madrid.

    Alexis, tu gente de allá.

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  9. Un buen texto, amigo del aula (al alma cuesta más llegar, ¿no?. Le echaremos paciencia). Deberías contar más sobre tu experiencia en Cuba, no sólo sobre la prisión, sobre tu vida o la/s vida/s allí.
    Un abrazo, te veo pronto (pues claro).
    Germán.

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