jueves, 11 de agosto de 2022

Ada Colau y Albert Batlle mienten a la plataforma SOS Triángulo Golfo

Ada Colau y Albert Batlle convocaron el pasado día 14 de julio a los vecinos de la asociación SOS Triángulo Golfo para prometerles que subirían las cuantías de las multas por incivismo a 600€, una promesa a la que han faltado.



Hace falta cierto talento para plantarse delante de un grupo de personas y mentirles a la cara. O tal vez talento no sea la palabra adecuada, tal vez la cuestión sea más prosaica y baste con ser un caradura o, como vulgarmente se dice, tener mucho papo.

El pasado día 14 de julio la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, convocó a la Plataforma SOS Triángulo Golfo y se llevó de una oreja a su teniente de alcalde, Albert Batlle, para tener un cara a cara con los vecinos. El gesto era necesario. La noche anterior, en el carrer Almogavers, las llamas de un contenedor incendiado habían llegado a las persianas de la habitación de un niño, y tuvieron que acudir los bomberos para que la cosa no acabara en tragedia.

“Fue un pirómano de la zona”, aseguró el teniente de alcalde, porque para él era mejor que se tratara de un caso aislado, de un loco itinerante, que no de un hecho que se repite de forma más o menos habitual en nuestras calles. La mentira automática, la mentira como primer resorte, ágil, rápida y sin titubeos. ¿Talento o papo? Ustedes dirán.

Pero la cosa siguió. Delante de un grupo de al menos unos 14 vecinos, Ada y Albert, Albert y Ada, se comprometieron a subir la cuantía de las multas por incivismo (beber, gritar, orinar en la calle) de unos exiguos 30 euros a 600 (15 y 300 euros con prontopago respectivamente), y se comprometieron también a que los supermercados de la zona tendrían que cerrar de diez de la noche a siete de la mañana. Esa misma tarde, en un aparte con los vecinos, la alcaldesa nos aseguró que si Batlle no llevaba esas medidas a cabo, sería tan fácil como cambiar de teniente de alcalde. Y esto también delante de varios testigos. En fin, cosas que se dicen cuando uno o una se viene arriba y se le suelta la lengua, ¿no?

Y los vecinos nos lo creímos.

Pero he aquí la sorpresa. Este lunes 8 de agosto, en rueda de prensa, Albert Batlle aseguró que la Guardia Urbana había interpuesto 747 denuncias por consumo de alcohol en la vía pública desde el día 2 de agosto, pero que ninguna de las denuncias por incivismo llegaron al importe de 600€ debido a que no se consideró que se tratase de conductas graves.

El primero que dijo esto de los 600€ fue el regidor del distrito de Sant Martí, David Escudé, que nos aseguró el 6 de junio que esta subida en las multas se plantearía como medida de choque en el área del Triángulo Golfo, y que, a partir de ese momento y por circunstancias obligadas, beber y orinar en la calle se consideraría como una falta grave, y se darían indicaciones a los agentes para que interpusieran las denuncias correspondientes. Posteriormente Genma Tarafa, regidora de Salut del Ayuntamiento de Barcelona, se comprometió en asamblea con los vecinos a presionar a Batlle para que le diera, nos diera, una fecha de aplicación de las medidas. “¿Y qué capacidad de presión tienes?”, le preguntamos. “Mucha capacidad”, respondió sin titubeos.

Todavía estamos esperando.

Aunque no es verdad, los vecinos ya no esperamos nada de esta panda de vividores de la política, líderes en marear la perdiz, maestros en engatusar, expertos, como diría Serrat, en:

“…propiciar un diálogo de franca distensiónque les permita hallar un marco previo

Que garantice unas premisas mínimas
Que faciliten crear los resortes
Que impulsen un punto de partida sólido y capaz”.

Es decir, expertos solamente en ganar tiempo ellos y hacérselo perder a los demás mientras no resuelven nada.

Quique Castro.

jueves, 26 de mayo de 2022

Decálogo para gestionar crisis con menores no acompañados

La llegada de menores no acompañados (MENA) es un reto social que nos confronta con un serio problema de convivencia. Según el Ministerio de Interior hay unos 12.300 menores no acompañados (en cifras de 2019), unas cifras que no parecen encajar con los datos por separado que maneja cada comunidad autónoma, ya que sólo en Cataluña se estaban dando cifras de más de 3.000 al año.

El índice de criminalidad entre este colectivo es de un 18%, eso arroja unas cifras de éxito de un 82% de jóvenes que han logrado encauzar su futuro y salir de unas condiciones dramáticas, pero también nos dice que sobre una población de 6.000 menores en una comunidad como Cataluña, serían 1.080 los que acabarían cometiendo algún tipo de delito. Un auténtico polvorín.

Vaya por delante que el abajo firmante está a favor de la acogida, pero de una acogida en condiciones que no ponga en situación de riesgo ni a los ciudadanos ni a los propios menores. Unas condiciones que muchas veces no se dan. No es lo mismo querer acoger que saber acoger o, como dice el viejo aforismo: el infierno está empedrado de buenas intenciones.

Sería importante diseñar una estrategia efectiva de mediación entre los menores y los ciudadanos, así como implementar una planificación dirigida a los menores con actividades y cursos que los ayuden a integrarse. Pero la realidad es que esta es una situación idílica que no se da por motivos varios: ineptitud de los políticos y técnicos, improvisación de una estrategia económica o, sencillamente, no saber de modo transparente y concreto a qué se destinan los recursos recibidos.

Cuando todo esto falla, los vecinos quedan desprotegidos.

El objetivo de este escrito es uno: dar una herramienta de comunicación eficaz a las plataformas vecinales, recuperar su tranquilidad y evitar cualquier tipo de violencia.



1. No politizar

Lo pongo en primer lugar porque tal vez sea el error más frecuente. Si entráis en temas políticos os dirán: “Tú puedes tener tus ideas, nosotros tenemos las nuestras. Si quieres cambiar la política migratoria o de acogida, preséntate a las elecciones”. No. En una estrategia como esta no estamos tratando de cambiar las políticas migratorias o de acogida. Si eso es lo que deseas, podéis votar en las próximas elecciones, presentaros vosotros mismos, o crear un lobby de influencia. Mi consejo es que no sigáis esa dirección. De lo que se trata es de solucionar un problema concreto, por lo tanto, ateneos a presentar hechos concretos: vandalismo, robo, cualquier cosa que podáis demostrar y que tenga que ver con la cuestión.

Politizar sólo os va a servir para dividir a la opinión pública. Y llegar al gran público es vuestro principal objetivo. Si presentáis unos hechos concretos y acabáis con una soflama política, eso sólo va a servir para que os de la espalda la persona que hasta hace un momento empatizaba con vosotros, pero que tiene una ideología política diferente.

Lo mismo pasa con las banderas. A nadie le importa de dónde seáis o de dónde os sintáis. No es información relevante. Ondear banderas sólo os va a servir para que otro grupo con otras banderas se plante en frente y reviente vuestra protesta. Banderas: gran error. No sois militantes, sois vecinos que quieren vivir en paz.



2. No racializar

Seamos directos. Si el problema es que no os gusta la gente de otras razas, es que el problema sois vosotros. En el momento en que hagáis alusión a otras razas, otras culturas otras costumbres, otras religiones, habréis perdido la batalla. Se os va a dar la espalda socialmente, incluso políticamente (a excepción de algún grupo minoritario). Y va a ser muy fácil desactivaros. Repito: lo vuestro son problemas concretos, vandalismo, robo, etc, y es sobre eso sobre lo que tenéis que poner el acento.



3. Seguir los cauces legales

Presentad vuestras quejas en el ayuntamiento de distrito, en la DGAIA (Direcció General d'Atenció a la Infància i l´'Adolescència), interponed en la policía todas las denuncias que consideréis oportunas, tanto particulares como en grupo. Y, por supuesto, guardad los comprobantes.

Esto en sí no os va a servir para nada. La policía está atada de manos y a ninguna de estas instituciones les importan lo más mínimo “vuestros” problemas, lo único que quieren es acabar su mandato y ser reelegidos. Tenedlo claro: por muchas denuncias que pongáis, ellos no harán absolutamente nada.

El verdadero sentido de que sigáis los cauces administrativos y podáis probarlo, es que luego ellos no puedan excusarse en: “Desconocíamos esta cuestión, por lo tanto no podíamos hacer nada”.



4. La unión hace la fuerza

Es un cliché, pero es absolutamente cierto. Convocad a todos los vecinos de la zona en una asamblea, poneos en contacto con vuestra asociación vecinal, redactad escritos y reunir firmas. Haced que todos intervengan en mayor o menor medida enviando cartas a los periódicos o bombardeando las redes sociales con fotos, vídeos o quejas, pero siempre prestando atención a los puntos de este decálogo.



5. Objetivo: Llegar a los medios

Tened esto en cuenta: Da igual lo que os digan, no existís para los políticos. No les importáis, y no van a mover un dedo por vosotros hasta que ellos se vean afectados. ¿Y cuándo se ven afectados los políticos? Cuando se les pone en la picota pública.

Concitar la atención mediática es vuestro objetivo. La prensa está muy bien, pero si lográis que os haga caso la televisión, el trabajo está casi hecho. Yo logré salir en el programa de TVE1 presentado en 2018 por María Casado (00:54). Aún no había salido de los estudios de Sant Cugat cuando recibí una llamada de la Guardia Urbana (me llamaron ellos a mí) diciéndome que estaban a nuestra disposición para cualquier problema. No tuvo que pasar mucho tiempo hasta que reubicaron a los menores y se acabó el problema. Al menos para nosotros.



6. Movilizaciones ciudadanas

Si el vuestro es un problema real, si realmente existe un problema de convivencia por robos o ataques vandálicos, seguramente no tendréis más que contactar con los medios para que el foco de la atención pública se dirija a vosotros. Pero si siguen sin haceros caso, podéis convocar protestas grupales y pacíficas. También debéis saber que, ningún derecho ampara el corte de carreteras pero ¡qué efectivo sería, ¿verdad? En diez minutos tendríais una cámara delante dispuesta a escucharos. Si vosotros no podéis vivir en paz, agitad el avispero y cuando tengáis una cámara delante aseguraos de que en vuestro mensaje seguís los puntos de este decálogo.



7. Apuntad a los verdaderos culpables

Si apuntáis a los menores se va a politizar la cuestión, una gran parte de la población os va a dar la espalda y será muy fácil desactivaros diciendo que no sois más que un grupo de racistas.

Apuntad a las instituciones, aunque estén gobernadas por vuestro querido partido. Apuntad al Ayuntamiento como Institución, apuntad al regidor del distrito, apuntad a la DGAIA, y no os cortéis en dar nombres y apellidos. Tenéis los comprobantes de vuestras denuncias particulares y grupales, y ellos no han hecho nada. Señaladles como ineptos. Apuntad también a las fundaciones encargadas de controlar los pisos, pero sólo a sus directivos, nunca jamás a los monitores. La mayor parte chicos y chicas son muy jóvenes, mal pagados y desbordados de trabajo.



8. Investigad

Investigad y recabar toda la información que podáis. Nombre de la fundación, nombres de regidores de distrito, nombre de directivos de instituciones como la DGAIA. Investigad cuánto dinero recibe la fundación por cada menor y si los menores tienen todo lo que necesitan. Habéis oído bien. Esa fue la estrategia que yo utilicé. No sólo puse el acento en “nuestros” problemas, sino en “sus” problemas. ¿Tienen suficientes mantas, tienen calzado adecuado, están hacinados, hay tutores suficientes para controlarlos, disponen de recursos y actividades educativas suficientes? 

Si las respuesta es negativa y contáis con documentos y testimonios (yo los conseguí), es casi un jaque mate a vuestro favor. Ahí se van a poner a temblar del primero al último, y en menos de lo que se tarda en decirlo os quitarán el problema de encima para que no se siga indagando. Si la fundación recibe x dinero, y los menores no disponen de recursos, ¿quién se está quedando el dinero?, ¿quién decide a qué fundación va destinado, cuáles son los criterios?, ¿quién se está beneficiando? Estas ya son cuestiones que necesitan una investigación más exhaustiva y profesional, pero no está de más que las pongáis encima de la mesa.



9. Elegid un portavoz

Cuantos más vecinos intervengan en el proceso, mejor, pero a la hora de hablar con los medios sería importante que elijáis a alguien capacitado para seguir estos puntos, que no desbarre de repente con alguna soflama fuera de lugar y que tenga capacidad para coordinar al grupo y exponer los hechos.



10. Ganaos a la señora de Cuenca

Para cambiar las cosas hay que llegar a los políticos. Para llegar a los políticos hay que llegar a los medios. Para llegar a los medios hay que llegar a la señora de Cuenca.

Los medios no necesitan vuestras opiniones políticas, para eso ya tienen a “opinólogos” y analistas profesionales. Los medios lo que quieren son acontecimientos noticiosos que se salen de lo común, nos afectan a todos en mayor o menor medida y que puedan atraer la atención de la mayor parte de la población. La “señora de Cuenca” es una expresión que se usa en comunicación para definir a nuestro público. Un mensaje complicado os restará audiencia, un mensaje politizado os restará apoyo. Un mensaje sencillo, neutro y relevante será una gran llamada de atención, y si añadís fotos y vídeos, mucho mejor.


Quique Castro

martes, 29 de marzo de 2022

Lorazepam vs. alcohol

Hay una guerra de sustancias estupefacientes en Poblenou, se trata de una guerra desconocida, pero real, y este título no es ninguna exageración. 

Por un lado, en las calles, se permite el botellón ante la pasividad política y policial, por el otro, en los hogares, los vecinos se narcotizan con lorazepan, diazepam, etc, para tratar de conciliar el sueño. 

Esta guerra tiene lugar de miércoles a sábado noche en el llamado “triángulo golfo”, una zona que la policía prefiere llamar “triángulo lúdico”, imagino que para ver si cambiándole el nombre hay menos comas etílicos de adolescentes (que alguien les diga que la cosa no va así).  

Ante la presión de la plataforma vecinal SOS Triángulo Golfo la Guardia Urbana ha intensificado sus rondas, pero los vecinos sospechamos que sin bajarse del coche las rondas no van a servir de mucho. Las fuerzas del orden, sin embargo, afirman que multan más, y como no las queremos poner en duda, suponemos que no consiguen nada porque tal vez 15 euros (por pago anticipado) no sean un castigo suficientemente disuasorio, sobre todo cuando las ordenanzas contemplan sanciones mayores. 

A la triste fiesta de Poblenou se suman los siguientes actores:  

1. Los camellos que rondan las calles en coches alquilados para hacer caja.  

2. Los políticos ineptos que organizan asambleas, juntas, mesas redondas y todo tipo de reuniones con las que justificar sus sueldos mientras no resuelven nada.  

3. Los bares que ofrecen chupitos a 1 euro. Sí, a 1 euro, han leído bien.  

4. Los badulaques que venden alcohol a menores pasada la medianoche.  

5. Los bafles, muchos bafles, porque siempre hay un tonto con uno. 

6. Inmobiliarias que alquilan pisos en la zona sin advertir a los inquilinos que están adquiriendo un pasaporte para el infierno, (¿cómo es posible que esta práctica sea legal?). 

Y todo esto ocurre en medio del tan cacareado 22@. Mientras a los políticos se les llena la boca hablando del Poblenou como núcleo cultural y de innovación, mantienen licencias de hostelería a baretos que sirven chupitos a 1 euro en medio de calles con edificios levantados a finales del siglo XIX, construidos sin ningún tipo de acondicionamiento acústico para soportar semejante presión sonora. Y todo porque algún político inepto, (quién sabe por qué oscuro motivo) decidió en algún momento que se mantendrían unas licencias para unos locales que deberían trasladados de modo urgente. 

Existe una guerra en Poblenou, y ya se está cobrando sus primeras víctimas: médicos que van a servicios de urgencias sin dormir, niños que se despiertan en mitad de la noche, ancianos enfermos, trabajadores hipernarcotizados y, sobre todo, un éxodo silencioso de vecinos obligados a abandonar sus hogares. 

Pero no se preocupen, que pronto habrá otra asamblea.


Quique Castro.


sábado, 9 de octubre de 2021

Comunicado vecinal Poblenou - Pere IV (con 80 firmas)

Los vecinos del carrer Pere IV entre Zamora y Ávila queremos expresar nuestro malestar y emitir una queja oficial ante el descontrol que hay en estas calles debido al ocio nocturno.

Gritos, música a todo volumen, botellones masivos y suciedad son la norma en estas calles. comprendidas en Pere IV entre el carrer Pamplona y el carrer d’Alaba.


Esto demuestra claramente la relación que hay entre estos disturbios y los bares ubicados en esta área, una relación que no es un secreto para nadie y que viene de largo. Los encargados de estos negocios afirman no ser responsables de lo que ocurra de puertas para afuera, pero es habitual ver a algunos de sus clientes con las bebidas en la calle o apoyados en los coches con la música a todo volumen.


Estas calles no son un polígono industrial, este es un barrio residencial obrero, con gente que trabaja y que madruga, un barrio en el que viven numerosas familias, gente mayor, bebés..., vecinos en situación de indefensión que tienen que ir a trabajar con pocas horas de sueño, que no pueden descansar debidamente en los días que les corresponden, o que tienen que aguantar cómo el sueño de sus hijos se interrumpe bruscamente por el enorme desorden que tiene lugar en estas calles.


Siempre nos han enseñado que la libertad de unos acaba donde comienza la de los otros. Todos somos sujetos de derecho, pero el derecho de unos a montar sus negocios o pasarlo bien no puede confrontarse con el derecho de los otros a disfrutar de su debido descanso. A todo esto hay que añadir que todas las viviendas de esta zona pertenecen a construcciones con más de cien años de antigüedad, sin ningún tipo de insonorización. Esto no es responsabilidad de nadie, pero es una realidad incuestionable que debería tenerse en cuenta antes de dar o renovar licencias para según qué negocios.


El hecho de conservar abiertos estos bares y mantener esta zona como uno de los centros del botellón de Barcelona, está acarreando consecuencias en la salud de sus vecinos y en la degradación de un barrio que amanece cada mañana en unas condiciones higiénicas lamentables, con sus calles salpicadas de vómitos, orines, montañas de basura y cristales (con el peligro añadido que estos tienen), y por supuesto con todas las fachadas pintarrajeadas.


La policía no suele pasar por estas calles a no ser que se la llame expresamente, y a veces hay que aguantar varios días con las calles llenas de basura hasta que vuelve a pasar el camión, pero en cualquier caso estimamos que este es un problema que hay que solucionar de raíz, y no sólo con más presencia policial o más frecuencia en la limpieza (algo que también sería muy necesario). Por ello, elevamos esta queja al Ayuntamiento de Barcelona y al Consell de Barri, y solicitamos a estos organismos que tomen medidas urgentes para solucionar una situación que se ha hecho insoportable.


Atentamente, los vecinos:

80 firmas.









martes, 21 de abril de 2020

"Un verano con Mónica". Ingmar Bergman. 1953.


¡Ah, pero qué maravilla ver “Un verano con Mónica”! Podría decir que Bergman nunca falla. Nunca me falla. Qué gustazo saber que a esta vida todavía le quedan descubrimientos como este, porque si aún está por llegar la película que nos haga conmover, ¿por qué no también el próximo abrazo, la próxima puesta de sol a la que no hagamos caso por estar absortos en unos ojos o unas palabras?
Treinta y cuatro años tenía su director cuando la dirigió. Treinta y cuatro, y con esta peli se dio a conocer internacionalmente. A los franceses de la época les deslumbró, y los estadounidenses, tan afectos al marketing, la vendieron como producto erótico a base de lanzar afiches del culo de la prota, una ‎Harriet Andersson de atractivo animal y gran sutileza actoral que por aquel entonces oficiaba de musa y novia de Bergman.
Tal vez sea subrayar lo obvio decir que este verano que transcurre en la peli (el film para los pedantes) podría interpretarse como una recreación actualizada de unos nuevos Adán y Eva. Son Mónica y Harry dos chavales que a pesar de su juventud están ya muy hartos y muy aburridos. Harry deja un trabajo en el que no acaba de encajar, y Mónica otro en el que tiene que aguantar como le meten mano un atajo de compañeros tan pedestres como ella. Echan cuatro vituallas y una cajetilla de tabaco en la lancha del padre de él y deciden perderse en cualquier isla sin nombre, léase paraíso, para dedicarse a lo que dos chavales sanos y bien parecidos se dedicarían, sobre todo si no se han inventado todavía los smartphone y la palabra cobertura sólo hace referencia al saco de dormir.
Me niego a pensar una peli de 1953 bajo el prisma de la perspectiva de género, sobre todo porque las dos obsesiones de Bergamn eran el amor/desamor y la religión, pero al pobre Harry nos lo presentan como el sujeto paciente de la acción, un chaval bueno, poco interesante, víctima inocente, doliente y gozante, y a ella, a Mónica, como al sujeto activo, la Eva tentadora y a su vez tentada (por unas manzanas, precisamente), que convence al tontorrón Adán-Harry para ir a robarlas. Y es que las únicas escenas donde Mónica no nos parece egoísta o superficial son aquellas en las que se nos muestra desnuda, entregada con naturalidad al acto de seducir. Caprichosa, seductora, perversa, ¿cómo no enamorarse de ella?
Es Mónica la que da el primer paso para conocer a Harry, y además para pedirle una cerilla, porque no deja de fumar en toda la película. En su casa ya nos la muestran como vaga y perezosa, ni siquiera es capaz de alegrarse de la felicidad de sus padres cuando celebran su aniversario y en realidad es ella la que provoca la trifulca que acaba resultando en su huida. Incluso cuando ya en la isla la sorprenden robando y le dan un plato de comida y le preguntan su nombre, ella se limita a sacar la lengua y escapar huyendo.
Pocas veces he visto una recreación tan fascinante de lo que podría llegar a ser el paraíso como en esta película, y aunque los terroríficos genios del marketing cinematográfico quisieron venderla (y lo consiguieron) como una obra erótica, la carga sensual (que no es poca) no deja de estar en todo momento al servicio de una historia de amor en la que algunas escenas son de tal sensibilidad y tienen tal capacidad evocativa que no puede uno más que añorar unos besos tan ansiosos y tan primeros.
Sin embargo en ningún momento el espectador puede apartar de sí la sensación de que algo terrible va a pasar, de que al final los dos protagonistas serán expulsados del paraíso, un paraíso que se les empieza a quedar pequeño y un poco monótono, algo así como de domingo confinados pero sin Nocilla en la nevera. Y al final los dos jóvenes rebeldes que reniegan de la sociedad se revelan como lo que son, dos criaturas en las que anida un alma burguesa: ella quiere quedarse en casa, no trabajar y cuidar del hijo que acaban de encargar, y él quiere hacerse ingeniero y trabajar y progresar. Las manzanas del huerto simbolizan su vuelta a la realidad, porque la realidad es que tienen hambre y que se han saciado de Paraíso.
La envidia de Caín también tiene cabida cuando el ex de Mónica intenta quemarles la barca, y Harry es el que evita que ella le mate de un remazo en la cabeza. Así que vaga, libidinosa, seductora y asesina, pero no femme fatale, porque no hay reflexión en sus actos, ni plan revelado que la conduzca a la riqueza, como mandan los convencionalismos del noir que por aquella época triunfaba.
La vuelta a la ciudad es el golpe definitivo. Él es un trabajador ausente que piensa en ahorrar y progresar, mientras que ella solo quiere gastar y divertirse. Ni siquiera quiere a su hija y es Harry el que estudia, trabaja y la acuna cuando llora por las noches.
Todo acaba con la infidelidad de Mónica, precisamente con su ex, y cuando Harry se lo reprocha ella se limita a decirle: Sí, me gusta. Harry explota, le pega, o más bien le propina algo así como unos torpes manotazos que en la época incluso provocarían el asentimiento de las barbillas en la oscuridad de las butacas. Ella huye y abandona a su marido y a su hija.
Para la historia del cine el primer plano de Mónica sorprendida por la cámara antes de cometer adulterio. Su mirada retadora y desafiante, directa al objetivo y que recuerda a las florituras estilística de la nouvelle vague que estaba por venir (y que tal vez inspiraría), contiene más emoción y más cine que toda las películas Marvel con miles de millones invertidos en parafernalia digital.
Gracias de nuevo, Ingmar Bergman.

Quique Castro

martes, 26 de marzo de 2019

El botón nuclear


Por ti apretaría el botón nuclear, sería malo, me convertiría en un martes por la mañana, en un sórdido viaje en metro.
Por ti mentiría y me reiría después, robaría, mataría sin dudar. Por ti extinguiría risas.
Y vidas.
Pero ocurre, ya ves, que me haces mejor, o eso creo.
Y me arrastras a la mañana, poco a poco.

Quique Castro

viernes, 18 de mayo de 2018

La izquierda con pasta

Me cae bien Kichi, porque quiere ser consecuente con sus ideas, y es capaz de llevarlas hasta el límite, y porque dice que para él ya es bastante lujo vivir con Teresa, porque cuando vives con el amor de tu vida, ¿qué más puedas necesitar?
Pero en realidad la España que me gusta se parece más a la de Pablo Iglesias e Irene Montero, por bocazas que sean. Es una cuestión de economía, de sociedad, de cultura.
Sabemos que hay una gran parte de la población que vive en la miseria, luchadores empedernidos, con pocos recursos intelectuales y culturales que se desangran para sacar adelante a sus hijos y que ven que no pueden educarlos en un buen colegio público, que tienen listas de espera interminables en la sanidad y con abuelos terminales a los que no pueden cuidar. 
Estos compañeros y vecinos reciben mensajes de la derecha, del PP, de Ciudadanos, que les dicen, ”el estado no vela por vosotros, la izquierda os promete cosas que no os da, pero se las da a los inmigrantes y a vosotros os abandona”.
Es mentira.
Es la derecha, son el PP y Ciudadanos los que hacen que los servicios públicos fracasen, con la ayuda del PSOE, que nunca jamás ha hecho nada.
¿Cómo lo hacen?
1º. Os dicen que van en invertir en hospitales y colegios.
2º Les votáis. 
3º. Retiran subvenciones a hospitales y colegios.
4º. Cuando no hay subvenciones, cuando hay menos médicos, menos profesores… Oh, misterio, la calidad mengua (se va a tomar por culo), y entonces aumentan las listas de espera, el número de alumnos por clase etc… 
5º Llegas a la conclusión de que los servicios públicos son una mierda.
6º Los partidos de derechas te dicen que no te atienden porque atienden a moros, negros, sudacas, etc. La realidad (compruébalo en cualquier periódico es que los “sin papeles son los que menos recursos consumen”).
7º Acabas votando a partidos de derechas para que la sanidad no sea universal y gratuita.
8º Los partidos de derechas privatizan la sanidad. La ponen en manos de sus amigos a cambio de grandes comisiones que vas a pagar tú.
9º A partir de ahora vas a tener que pagar un seguro privado para tener sanidad, jubilación, vas a tener que pagar un colegio privado y no vas tener derecho a determinados medicamentos.
10º Vas a verte en la miseria, vas a enfermarte, tus hijos van a ir a colegios de mierda que no vas a poder pagar, no acabaran sus estudios, no tendrás dinero para jubilarte, ellos no te van a poder cuidar porque sin educación no les van a contratar.
11. Tú acabaras muerto en la calle y tus hijos, que serán analfabetos, ignorantes y sin estudios, no tendrán armas intelectuales y volverán a votar a la derecha, que les dirá que hay muchos funcionarios, muchos inmigrantes, y muchas ayudas sociales.

A mí me da igual que Iglesias y Montero se compren un chalé de 600.000€. Me gusta que luchen por lo público, para que no haya una casta de sinvergüenzas que lo privatizán todo para que unos cuantos analfabetos les voten y les perpetúen en el poder.
Lo sé, os han dicho que son comunistas, que quieren que todos cobremos los mismo y vistamos igual. No es verdad. Te han mentido. Debería darte igual, porque nunca vas a tener un yate, pero es lo mismo, te han mentido.

Tienen que cobrar su pasta los que se lo merecen, y si puedes tener un Iphone (si es que tanto te importa tenerlo), tenlo, y si puedes tener un yate, tenlo, y si puedes tener un piso de 600.000€, tenlo.
Lo importante es que te lo ganes. Y que haya un soporte social que permita una educación, una sanidad y unas pensiones dignas.
¿Iglesias es un bocachancla?
Sí. Pero su sistema sigue siendo el mejor. Se ha hipotecado hasta las orejas, el suegro les ha dejado pasta, no van a especular.
No te confundas. Te van a hablar de toda esta mierda para que no les votes. Vas a votar al PP, a Ciudadanos o al PSOE, que es lo mismo, y vas a irte a la mierda paso a paso.

Quique Castro.