Barcelona está fagocitando la gastronomía española. Los españoles somos muy
orgullosos para nuestras cosas, y en pocos asuntos lo somos más que con la
gastronomía. En ningún sitio se come como en casa, solemos decir, y si le preguntamos
a cualquier español cuál es el lugar del
mundo en el que mejor se come, irremediablemente todos diremos España. Bien,
pues aquí va un secreto: fuera de nuestras fronteras no tienen ni la más remota
idea de que en España se come bien. A veces, ni siquiera los propios chefs lo
saben. Hace años trabajé en un restaurante en Londres, y me quedé asombrado
cuando ni una sola de las personas que trabajaban en él sabía que el mejor
marisco del mundo es el gallego. Vaya, ni siquiera sabían qué era Galicia.
Tampoco saben que en España tenemos “carne o caldeiro”, migas extremeñas o
fabada asturiana, pero, eso sí, en todas partes saben que tenemos paella y sangría. Ah, y tapas. Tapas como las
que se sirven en Barcelona, que no son tapas, son raciones de cuchillo y
tenedor, o a lo sumo sofisticados y carísimos pinchos. En Barcelona no se
sirven tapas. La tapa es pequeña y barata. Un día, en una cena, rodeado de
franceses, uno de ellos me dijo: “En España hacéis muy bien lo de las tapas,
pero si quieres comida de verdad tienes que venir a Francia”. No hay que
enfadarse por ello. Para el resto del mundo que no es España, la gastronomía es
francesa, italiana, china, japonesa o hindú, pero ni remotamente piensan en
España. Es lo que hemos conseguido vendiendo paella y sangría.
Quique Castro.
Cuanta razón. La paella y la sangría son productos inseparables del turismo de sol y chancletas que tanto se ha promocionado en España, por lo tanto no es de extrañar su conocimiento en guirilandia.
ResponderEliminar