Pere García es
vicepresidente 1º de Política y Comunicación de la FAGIC
(Federeción de Asociaciones Gitanas de Cataluña) cuya sede se
encuentra en el distrito de La Pau – Verneda, próximo a la Mina,
barrio que aún hoy arrastra el estigma de haber sido uno de los
enclaves más conflictivos de Barcelona desde principios de los años
setenta hasta la primera década del 2000.
La última asamblea de la
FAGIC se celebró el 21 de septiembre de 2015 en Barcelona, y a ella
concurrieron las 93 asociaciones federadas a lo largo de todo el
territorio catalán para presentar los nuevos proyectos para el año
siguiente. Los primeros intentos de reunir a las asociaciones gitanas
de Cataluña se remontan a 1987 y, aunque no dispone de datos
exactos, Pere García calcula que Fagic llega a unos 85.000
“usuarios” a través de diferentes proyectos de integración,
trabajo e igualdad.
Sobre el conflicto
independentista el colectivo gitano mantiene una postura neutral. La
motivación de FAGIC es defender sus derechos y libertades y
reivindicar una cultura propia alejada de la visión fácil y popular
de la marginalidad, sea cual sea la realidad política que les toque
vivir. Es por ello que no hay una postura oficial y no van a
posicionarse de un lado o de otro, ni existe un sentimiento colectivo
común.
La idiosincrasia del
pueblo gitano es desconocida para la mayor parte de la población, lo
que no impide que sean utilizados como reclamo mediático apelando a
los tópicos más sensacionalistas, como ocurrió en 2013 con el
programa “Palabra de gitano”, emitido por el canal Cuatro y que
provocó las quejas de más de 20 organizaciones gitanas. “La
marginalidad es delincuencia, exclusión e ignorancia”, dice Pere
García, “pero la cultura gitana es rica y heterogénea”. Los
gitanos no tienen poder político, social ni económico, no existen
multinacionales dirigidas por gitanos, falta organización e
implicación social y el voto gitano no es visible ni relevante, por
eso la imagen del gitano se construye desde fuera utilizando los
estereotipos existentes o usando la parte más morbosa de su
realidad.
No importa cuál sea el
resultado de las elecciones del 27-S, el pueblo gitano, en palabras
de su portavoz, debe hacer autocrítica y entender los mecanismos de
funcionamiento de un estado avanzado y democrático. “Es difícil
saber que pasará tras la votación, pero resulta sospechosa e
inquietante la inmensa maquinaria propagandística que se ha puesto
en marcha para lograr la independencia. Apenas seremos unos 150.000
gitanos en Cataluña, y con derecho a voto muchos menos, pero si
miras en Youtube, te encuentras una imagen mía proclamando el
independentismo desde la FAGIC, cuando yo simplemente decía que
debemos ser dueños de nuestro futuro, refiriéndome a los gitanos,
no a los catalanes”.
Que
no haya una opinión oficial no impide que Pere García se muestre
preocupado al respecto de la independencia. Insiste en que aún no se
han agotado todas las vías legales y democráticas y pone el acento
en la falta de apoyo de todas las instancias internacionales. “Están
engañando a la ciudadanía”, declara taxativo, pero tampoco se
olvida de la otra parte, encargada de “sembrar cizaña” y
dificultar cualquier acuerdo. “Hay una gran parte de la población
que apoya el independentismo, y debe ser escuchada, pero fue CiU
quien firmo el pacto que existe hoy en día con España, y saben
perfectamente que hay que cambiar la Constitución para avanzar en
una opción democrática que es el independentismo, sea beneficiosa o
no”, y concluye, “como institución no debemos apoyar ninguna
opción, pero cada uno es libre de pensar lo que quiera”.
Quique Castro.
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